lunes, julio 10, 2006

"Segunda Vuelta" - Sergio Sarmiento (Reforma)

"Si vives lo suficiente te darás cuenta de que toda victoria se convierte en una derrota".

Simone de Beauvoir


La estrategia de Andrés Manuel López Obrador para obtener la Presidencia de la República en la "segunda vuelta" tiene una parte legal y otra política.

El tabasqueño y su equipo han centrado su esfuerzo legal en lograr el recuento de todos los votos. La razón es clara. En una elección de casi 42 millones de votos, decidida por apenas 244 mil sufragios, el 0.58 por ciento, es muy probable que haya un número suficientemente grande de errores para modificar el resultado. Quizá este recuento no le garantice la victoria a López Obrador, pero cuando menos vuelve a poner la moneda en el aire.

El problema de esta estrategia es que la ley no considera la apertura de paquetes más que en un número muy definido de circunstancias. El tribunal electoral puede ordenar el recuento de votos, pero necesita un sustento legal para hacerlo.

Otra opción es buscar la anulación de un número suficientemente grande de casillas. Los perredistas concentrarán sus esfuerzos de anulación, por supuesto, en las casillas en que el PAN consiguió victorias más amplias. López Obrador ha hablado ya de impugnar 55 mil de las 130 mil casillas del país. Sería necesario que se anulara el resultado de unas 4 mil casillas de mayoría panista para eliminar la ventaja de 244 mil sufragios que tiene Felipe Calderón.

Ante esta estrategia el PAN podría simplemente cruzarse de brazos, con la esperanza de que el tribunal rechace las anulaciones de las casillas panistas, o buscar, de manera preventiva, anular casillas en que el PRD ha obtenido un mejor resultado para compensar las anulaciones que pudieran afectar su total.

El PRD tiene también la posibilidad de buscar la "nulidad abstracta". Si bien el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) no considera causales para la anulación de la elección presidencial, el tribunal ha anulado dos elecciones para gobernadores, la de Tabasco en el 2000 y la de Colima en el 2003, bajo el criterio de que las condiciones generales impidieron una elección equitativa. Estas anulaciones obligaron a la realización de nuevas elecciones: pero en ambas el partido cuyo triunfo fue anulado en la primera vuelta, el PRI, resultó ganador en la segunda.

Quizá por estos antecedentes, el PRD dice que no buscará la anulación de los comicios de este 2 de julio. No parece interesado en una nueva elección sino en que se le reconozca un triunfo con los votos que ya se emitieron. Sin embargo, algunas de las acusaciones que López Obrador ha lanzado, como la supuesta intervención del gobierno del presidente Fox en la elección, sólo tienen sentido si se busca la nulidad abstracta.

Además del esfuerzo legal, el PRD está llevando a cabo actos de presión política en contra del gobierno y del tribunal. Ése fue el propósito de la concentración en el Zócalo del sábado 8 de julio. Para eso se han llevado a cabo manifestaciones frente a las oficinas del IFE y del tribunal electoral. Por eso se han anunciado, para este miércoles 12 de julio, manifestaciones que recuerdan la marcha por la democracia con la que López Obrador protestó el resultado de la elección de Tabasco de 1994.

Una parte importante de la estrategia política es la desacreditación de las autoridades electorales. La andanada en contra de Luis Carlos Ugalde ha sido particularmente intensa. El PRD ha adoptado la probada técnica de dar un nombre y un rostro a un "villano" en particular, por lo que ha dejado fuera del ataque a los otros ocho consejeros electorales. La verdad, sin embargo, es que las decisiones del IFE las toma una mayoría de los consejeros sin que el presidente tenga un voto de mayor valor que los demás.

Hasta este momento el PRD no ha atacado a ninguno de los siete magistrados del tribunal electoral, en parte porque éste se ha pronunciado muchas veces a favor del PRD, pero también para evitar prejuiciar a los magistrados en su contra. Pero no hay duda de que si el tribunal no cambia el resultado de la elección, el PRD también presentará a sus integrantes como partícipes de la conspiración contra López Obrador.

El PRD tiene, por supuesto, derecho a impugnar la elección y a apostar por un triunfo en la "segunda vuelta". El problema es que el proceso genera incertidumbre, la cual puede tener un costo económico y generar violencia. Por eso en otros países los candidatos perdedores aceptan tarde o temprano la derrota.

Esto lo hizo Al Gore, "por el bien del país", en la elección de Estados Unidos en el 2000, a pesar de importantes irregularidades del proceso. En cambio Silvio Berlusconi nunca aceptó la derrota frente a su rival Romano Prodi en las elecciones italianas de este año. De momento López Obrador se inclina más por el ejemplo de Berlusconi que por el de Gore.



Boda y ambulantes


Finalmente Moneda y otras calles de la parte de atrás de Catedral de la Ciudad de México quedaron limpias de ambulantes. Pero sólo por un día y para la boda de Marcelo Ebrard, el jefe de Gobierno electo. Pero, ¿no era él candidato de la alianza "Por el Bien de Todos"? Si las calles fueron limpiadas de ambulantes para su boda, ¿por qué no se limpian definitivamente para bien de todos?